Todo lo que necesitas saber sobre las cortinas de PVC en la industria alimentaria

person Publicado por: Clever Spain list En: Cortinas de lamas En: comment Comentario: 0 favorite Hit: 16

En una industria cárnica, una cámara frigorífica o una fábrica de yogures, hay cosas que tienen que funcionar sin que nadie se dé cuenta. Cosas que no salen en las fotos, pero que si fallan, lo notas. Las cortinas de lamas de PVC son una de esas piezas invisibles que sostienen el día a día de la industria alimentaria.

Son tiras de plástico que cuelgan de una estructura metálica. Eso es todo. Y sin embargo, cumplen tantas funciones a la vez que cuesta entender cómo algo tan simple puede ser tan útil.

No hacen ruido. No molestan. No paran la producción. Pero están ahí, separando zonas, conservando el frío, manteniendo fuera lo que no debe entrar: polvo, aire caliente, insectos. Y todo bajo control. 

Hay que tener en cuenta que una fábrica no es cualquier espacio. En una oficina por ejemplo puedes abrir y cerrar puertas con calma. En una planta de producción, cada segundo cuenta. Las cortinas permiten pasar sin parar. No hay manillas, ni sensores, ni automatismos. Solo un golpe de cadera o el paso de una transpaleta y ya estás al otro lado.

Esto, en un entorno donde se trabaja con comida, es oro puro. Porque el frío no se escapa. Porque no hay corriente de aire entre la zona de limpieza y la de manipulado. Porque no hace falta elegir entre higiene o agilidad. Puedes tener las dos.

El PVC se limpia en un momento. Aguanta humedad, desinfectantes, cambios de temperatura, y no absorbe olores ni bacterias. Si se estropea, se cambian las lamas. 

Esto es lo que quieren los responsables de producción: soluciones simples, que no interrumpan, que duren, que no den problemas.

¿Por qué apostar por el PVC? 

Porque es barato, resistente y flexible. Y porque, aunque no lo parezca, cumple con todas las normativas europeas de higiene. En la industria alimentaria no basta con que algo funcione: tiene que funcionar bien y cumplir con la ley. El PVC lo hace.

Además, puedes elegir distintos grosores, colores, niveles de transparencia... según lo que necesites. Hay quien las quiere opacas, para separar zonas sensibles. Otros las prefieren claras, para tener visibilidad entre salas sin necesidad de cámaras ni ventanas. Tú decides.

Las cortinas industriales de PVC se utilizan en todos los sitios donde haya alimentos frescos o congelados, y se trabaje con seriedad. Obradores, cámaras frigoríficas, líneas de envasado, salas blancas, zonas de carga y descarga, mataderos... La lista es muy larga. Cualquier empresa que manipule alimentos y tenga controles de higiene se ha topado con estas cortinas alguna vez. Y quien las prueba, repite.

Las cortinas de PVC flexible son un gasto pequeño pero una solución muy eficaz. A veces es cuestión de perspectiva. Las cortinas de lamas de PVC no son una inversión grande. Pero sí evitan muchos líos: productos que pierden la cadena de frío, bacterias que se cuelan donde no deben, costes extra por energía desperdiciada… 

Si tienes una empresa o una industria que trabaja con alimentos, o estás montando una, y no has pensado aún en este tipo de cortinas… replantéatelo. No son un lujo, ni una moda, sino que son una necesidad que pasa desapercibida pero que marca la diferencia.

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